La Fundación Cravotto, sus objetivos, referentes, y un escenario ampliado

© Fundación Cravotto, Foto: Nacho Correa, 2016
© Fundación Cravotto, Foto: Nacho Correa, 2016

El inicio de la Fundación

Con fecha 19 de noviembre de 2008 quedaba formalizada la inscripción de la Fundación Cravotto ante el Registro de Personas Jurídicas del Ministerio de Educación y Cultura con constancia de su objeto social, según el Artículo 2 del Estatuto de constitución:

OBJETO SOCIAL: esta institución tendrá los siguientes fines: a) promover la protección, conservación, restauración y mantenimiento, así como la revalorización, ordenamiento, divulgación y gestión del patrimonio conformado por los escritos, proyectos y obras de los arquitectos Mauricio Cravotto   Schiavon y Antonio Luis Cravotto Schiavon, desarrollados a lo largo de mas de ochenta años de trascendente actividad intelectual, profesional y docente; b) promover la manifestación, reflexión y generación de ideas en el campo del diseño, la arquitectura, el urbanismo y el ordenamiento territorial, enfocadas con visión humanística a las realidades de nuestra sociedad y geografía; c) promover el estudio en profundidad de la relación entre el proyecto urbano-arquitectónico contemporáneo y el contexto histórico patrimonial y paisajístico; d) promover el desarrollo y mejoramiento permanente de las actividades de grado y postgrado, en el ámbito de la disciplina en todas sus escalas; e) gestionar las actividades culturales a desarrollar en la vivienda estudio de los arquitectos, ubicada en la calle Sarmiento 2360, Montevideo, preservando el valioso patrimonio de su    arquitectura, equipamiento y contenidos; a esos efectos se gestionará el acceso razonable al inmueble de investigadores y personas interesadas; f) gestionar actividades culturales relativas a su objeto principal, en otros inmuebles, en defecto del señalado en el apartado precedente o en forma complementaria con las referidas; y g) celebrar, en el marco de sus fines, convenios de cooperación e    intercambio con otros organismos e instituciones nacionales e internacionales.

Desde ese momento y hasta nuestros días, los órganos de dirección y control de la Fundación (Consejo de Administración y Comisión Fiscal) han concentrado su gestión en las tareas de preservación y ordenamiento del acervo documental existente en la vivienda-estudio, en el marco de una tarea en continuidad de mantenimiento de la planta física, incluyendo la incorporación de diversas medidas de prevención y protección contra acciones agresivas de distinto tipo, siendo además visible la permanente afectación de fachadas por pintadas sin control ni sanción. 

Cabe señalar que los costos de esos trabajos han sido siempre asumidos por la Sra. Delma Isabel Menéndez Rígoli, viuda de Antonio Cravotto, residente en la casa, sin menguar su esfuerzo para encauzar el funcionamiento de la Fundación en correspondencia con los fines que la justifican. En ese contexto cobra especial significación el vínculo con la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República, un relacionamiento ya adelantado en los propios Estatutos y consolidado al formalizar con fecha 31 de julio del año 2009 un convenio de gestión que ha permitido un avance importante en los trabajos de relevamiento, ordenamiento y sistematización de los recaudos existentes en el área-taller, en la perspectiva de que el rico fondo documental allí existente adquiera la formal condición de archivo patrimonial.

Sus referentes, Mauricio y Antonio Cravotto

Mauricio Cravotto trabajando en su estudio, s/fecha | Fundación Cravotto

Mauricio Cravotto. © Fundación Cravotto. Foto: S/fecha.

Mauricio Cravotto (1893-1962) fue uno de los grandes arquitectos uruguayos que ayudaron a forjar lo mejor de nuestro escenario de vida en las tres décadas -de los años 20 a los 40- en que esa experiencia singular de adentrarse en la Modernidad con un perfil propio diera sus mejores frutos.

Para el joven Cravotto los inicios no fueron fáciles. Trabaja desde los 15 años -y durante todo  su tiempo de estudiante- en la Oficina Técnica Administrativa de las Obras del Puerto de Montevideo, y aunque su tarea es rutinaria y ajena a lo que le deparará el futuro, la rígida tutela del ingeniero Luis Andreoni -director del ente- dejará su huella. Ejemplo de superación de adversidades y dotado de una capacidad de incorporar un bagaje cultural que iría creciendo a medida que su espacio de vida se ampliaba, no es de extrañar que al culminar en 1917 su carrera de arquitecto cosechara un excepcional promedio de calificaciones, premiado con Medalla de Oro (13.9 sobre 15, el mayor de toda la Universidad) ganando además, a poco de graduado, el primer “Gran Premio” de la Facultad. Las Becas resultantes de esos logros habilitaron un viaje de tres años por América y parte de Europa, sumando a la enseñanza del maestro Carré, un contacto con realidades diversas -y pensadores de fuste con los que seguiría dialogando-, que fue nutriente principal de su desarrollo intelectual, concibiendo la arquitectura como una manifestación artística indisociable de un lugar y una historia, con capacidad de generar una renovada sintonía entre el hombre y su entorno. 

Siguiendo ese rumbo, inicia en la Facultad una actividad docente pronto convertida en uno de los aportes principales en la transición hacia la arquitectura renovadora, que en sus distintas vertientes –art-deco incluido- se convertiría en dominante hacia el final de la década de los años 20. No menos significativos en ese proceso serían sus proyectos y obras, desde las viviendas Alvárez Cortés y Pucci o el edificio Frugoni -entre 1926 y 1928- a los depurados ejemplos de una demanda industrial o de servicios (tal la fábrica Barrera Hnos. o la estación de servicios de Mercedes y Paraguay, ya demolida) a los que seguirán los proyectos truncados del Hotel Rambla y su obra mayor, el Palacio Municipal. 

Su propia casa-estudio de la calle Sarmiento vale como perfecto ejemplo de una visión arquitectónica ya madura para saber equilibrar los valores de “composición” -herencia de Carré- con sus convicciones más profundas, encuadradas de lleno en el escenario de la Modernidad, sin mengua de una visión abierta y crítica. Sumando a la docencia proyectos y obras, hubiera bastado para atribuir a Mauricio Cravotto un lugar de primerísimo destaque en la historia de nuestra arquitectura, pero su perfil se vería notoriamente disminuido sin tomar en consideración su aporte en el campo del ordenamiento territorial, centrado en una visión humanista de relación armónica del hombre con su entorno natural y construido. En ese contexto, la creación en 1936 del Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura configura un mojón de particular relevancia, cronológicamente intermedio entre dos proyectos urbanos que afirman: entre 1930 y 1932, la propuesta de Plan Regulador de Montevideo (aquí como jefe de equipo), seguida por el proyecto del Park-way Atlántico, y en 1941, el proyecto ganador del concurso del Plan de Mendoza (Cravotto y Scasso, con los arquitectos argentinos Bereterbide y Belgrano Blanco)  

En el Plan de Montevideo aun hoy nos impacta -más allá de los valores de la propuesta, ya discutidos en su tiempo- el bagaje metodológico que le sirvió de base y la profusa graficación del análisis de la realidad sobre la que se pretendía actuar (red vial y uso del suelo, diagramas de recorridos isócronos peatonales y vehiculares, áreas de igual valor de la tierra, etc.)  El caso del Plan de Mendoza, desarrollado a nivel de proyecto en sucesivas etapas, tiene una significación mayor, en tanto asume para la ciudad los desafíos de un futuro desarrollo -hoy diríamos integral y sustentable-, con una intervención de recalificación territorial en clave humanista, sensible y respetuosa en las específicas condiciones del lugar y su historia. Ambos planes tuvieron un común destino: no una concreción  material en los términos previstos, pero si una condición aun vigente de ejemplaridad en cuanto hace referencia al enfoque de las complejas cuestiones del ordenamiento territorial. 

En 1952, la aprobación en la Facultad de Arquitectura de un Plan de Estudios que pudo ser visto como un salto de intención progresista en cuanto al papel social del arquitecto, resultó en los hechos un parteaguas entre dos tiempos, donde la consolidación de “lo nuevo” impuso una satanización de “lo viejo”, con el consecuente desgraciamiento de figuras a las que se identificaba con ese pasado a superar, Mauricio Cravotto entre las principales. Pasaron más de 40 años para que llegara la hora de balances y reconocimientos -que no llegó a ver- y recién en 1995, una exposición sobre el Plan del año 30 y un libro de la serie de Monografías ELARQA (1) volvieron la mirada a una vida y una obra que hoy nos convocan e interpelan, ya sin riesgo de que vuelvan a perderse en la desmemoria.

(1)  GAETA, Julio et al: Mauricio Cravotto / 1893-1962. Monografías ELARQA N° 2 Editorial Dos Puntos, MVOTMA e IMM. Montevideo 1995. 108 pp. Con auspicio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República y la Sociedad de Arquitectos del Uruguay.

Antonio Cravotto (1925-2000) nace en el momento en que su padre era un referente principal entre los arquitectos uruguayos, quienes reconocen su talento y le atribuyen el haber traído a estas tierras -tras su paso por la Exposición de París de 1925- “la bomba” de la Arquitectura Moderna. El destino de Antonio era previsible: al igual que Mauricio, con 24 años obtendrá el título de arquitecto, recibiendo la Medalla de Oro de su generación. También estará alineada con el camino recorrido por su progenitor, su visión global del fenómeno de los asentamientos humanos, especializándose en Planeamiento Territorial y Urbanística en la Universidad de Aquisgrán y ejerciendo como profesor titular de los cursos de Urbanismo de nuestra Facultad. En 1959 accede por concurso a la titularidad de uno de los Talleres de Proyecto, en el que vuelca un esfuerzo continuado de superación de falsas oposiciones entre responsabilidades proyectuales y sociales, actuando de hecho como puente entre los dos tiempos de la Facultad que el “cisma” del 52 había distanciado. Todo en el marco de una coincidencia con las orientaciones que desde el Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH) siguiendo la prédica del dominico Louis Lebret, intentaban generar un vínculo estrecho entre las políticas sociales y los mecanismos de ordenamiento territorial, en la perspectiva de un avance en el desarrollo humano de las comunidades, mediando su propio involucramiento en los procesos de gestión. 

El particular contexto de su formación hizo posible que los saberes y procedimientos  específicos de la disciplina arquitectónica se vieran enriquecidos por un enfoque cultural de mayor amplitud y neto perfil humanista, un enfoque que permite entender la significación de su presencia en ámbitos usualmente distantes, tales como la Facultad de Arquitectura y la Academia Nacional de Letras, que presidió con reconocido mérito. La ciudad y el lenguaje -dos creaciones del hombre, esenciales al desarrollo de su existencia en comunidad- fueron centro de su pensamiento y en ese proceso, la atención prioritaria en “lo patrimonial” sería una derivación inevitable. 

Fue asesor de UNESCO en intervenciones proyectadas en varios sitios arqueológicos de América, fundador y primer presidente de la sección uruguaya de ICOMOS, delegado de la Universidad de la República en la Comisión del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación y desde esta, en el Consejo Honorario de las Obras de Preservación y Reconstrucción de la Antigua Colonia del Sacramento, dejando en cada una de sus áreas de gestión la impronta de una personalidad digna de la mas alta consideración y un legado proyectado al futuro. Fallecido en agosto del año 2000, en sesión del 3 de octubre del mismo año el Senado de la República rindió merecido homenaje a su memoria. Aun queda pendiente -aunque en parte, en proceso de realización- un  estudio y valoración detallada de su aporte a nuestra cultura urbanística y patrimonial, sea a nivel de propuesta teórica o de proyecto concreto. Valga en ese sentido el reciente reconocimiento formal de su gestión en Colonia del Sacramento, en oportunidad de celebrarse el XX aniversario de su inclusión en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

La vivienda-estudio: un sitio excepcional en un escenario ampliado

© Fundación Cravotto. Foto: Nacho Correa, 2016

A la relevancia que en el campo disciplinar puede con justicia atribuirse a la vivienda-estudio proyectada por Mauricio Cravotto, se suma la significación patrimonial de un “contenedor” de experiencias de vida y trabajo creativo que a lo largo de casi siete décadas constituyeron una de las canteras de ideas mas ricas de nuestra arquitectura. Un “contenedor” que no ha dejado escapar memoria de la presencia de Mauricio y Antonio y que ha adquirido -de hecho- la condición potencial de un museo vivo. Esa situación ha sido formalmente reconocida por la entonces llamada Comisión del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación, cuando según resolución N° 73/990, de fecha 13 de febrero de 1990, incluye en el listado de bienes protegidos la Vivienda – Estudio del Arq. Mauricio Cravotto con su equipamiento”. A ese reconocimiento se agrega el hecho de que por convocatoria conjunta del Ministerio de Educación y Cultura, la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación y las Intendencias de todo el país, la celebración del Día del Patrimonio de setiembre de 2001 tuviera como referentes a los arquitectos Mauricio y Antonio Cravotto, y que a esa decisión se sumara el acto de homenaje organizado por la Comisión de referencia y la Facultad de Arquitectura, en sede de esta, contando en la ocasión con el valioso aporte del arquitecto Ramón Gutiérrez, historiando sus trayectorias.

La gestión del Consejo de Administración ha cobrado en el último año un particular impulso, siendo ya apreciables los primeros resultados del trabajo concertado con la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República y desarrollados bajo directa responsabilidad de su Instituto de Historia, empezando a hacer realidad uno de los objetivos centrales de la Fundación en cuanto hace a la sistematización del fondo documental allí generado y preservado. Resultados promisorios que auguran una pronta recalificación del sitio, habilitando su visita y consulta. Todo en función de la disposición de propietarios y herederos del bien en cuestión de asegurar su destino como bien patrimonial en el marco de la ley vigente. A esta perspectiva se suma la reciente decisión de los miembros del Consejo de Administración de incorporar a la práctica corriente de la Fundación, el aporte de una Comisión Técnica Asesora mas la propuesta de generar, en coordinación con tres de sus miembros -la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación, la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República y la Sociedad de Arquitectos del Uruguay- un polo de referencia del patrimonio edificado de la ciudad conformado por las viviendas-estudio de Mauricio Cravotto y Julio Vilamajó a uno y otro lado del puente sobre Bulevar Artigas. 

En este escenario ampliado hacia la gestión coordinada de dos casas icónicas, la Fundación Cravotto, afirmando sus objetivos y consolidando la tarea hasta ahora realizada, se proyecta hacia un escenario de horizonte mas ambicioso. En esa perspectiva, se necesita el involucramiento directo de los muchos que coinciden con iguales intenciones. Las puertas están abiertas…

Arq. Nery González
Abril 2016
Coordinador de la Comisión Técnica Asesora 
FUNDACIÓN CRAVOTTO

© Fundación Cravotto, Foto: Nacho Correa, 2016
© Fundación Cravotto, Foto: Nacho Correa, 2016